Tanto le afectó la depresión que su padre sufrió a los cuarenta años, y tanto le turbó enterarse entonces de que casi todos los hombres sufrían una crisis alrededor de esa edad, que desde muy pequeñito decidió que cuando llegase tan fatídico momento se psicoanalizaría (su padre había conseguido salir de la crisis gracias a un tal Dr. K. Varevedian). Siguiendo esa idea que nunca abandonó, y a pesar de encontrarse en uno de los momentos más felices personalmente y más fructuosos profesionalmente de toda su vida, el día siguiente al de su cuadragésimo cumpleaños, visitó al Dr. K. Varevedian y se entrevistó con él, y con él concertó dos sesiones semanales de 90 minutos cada una a lo largo de todo un año.
El día en que cumplía 41 años decidió no prorrogar el contrato con el Dr. K. Varevedian, ya que, tras un año de sesiones había comenzado a descubrir cuán simple era, y empezaba a deprimirse
26.5.05
Introducción al psicoanálisis
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario