Hace tiempo que contemplo, peso, mido y abandono la idea de escribir algo sobre 2666, de Roberto Bolaño. Hace ahora más o menos un año que cerré el libro por la contraportada, con los clásicos sentimientos encontrados de quien termina un buen libro: la satisfacción de haber encontrado durante un tiempo algo útil que ha valido la pena junto con la tristeza de volver a tener que buscar algo nuevo en que perder el tiempo.
Seguramente he recuperado la idea gracias a este post de Amandine. De modo que escribiré algo sobre 2666: es un libro imprescindible.
Siempre he tenido poco aprecio por las opiniones que se manifiestan sobre la "necesidad" de una determinada obra de arte. "Una película muy necesaria", frase que suele pronunciar algún crítico de cine barato o algún espectador pretencioso a la salida del cine refiriéndose a alguna obra de Ken Loach o de los hermanos Dardenne(1). El arte es contingente o es un panfleto (2).
Esta aclaración sirve para explicar en qué sentido entiendo yo que 2666 es imprescindible. Es imprescindible para disfrutar de algo que se ha gestado al límite, en coherente ejercicio de lo que Bolaño concibe como el oficio de escritor. Es imprescindible si se quiere volver a experimentar la sensación de la lectura "con linterna", a altas horas de la noche, bajo la manta, cuando todos duermen. Es imprescindible porque supone un acercamiento a la condición humana que explica por qué los personajes del libro no son personajes, sino seres de carne y hueso posiblemente más reales que nosotros mismos, tan alejados del mundo en el momento en que buceamos por las páginas de 2666, caminando aterrados por las calles de Santa Teresa, conduciendo por el desierto de Sonora o vigilando nuestras espaldas, desesperados, en un paraje bélico centroeuropeo.
Es imprescindible porque es una puerta de entrada en el universo de un autor del que es imposible prescindir una vez se ha cruzado esa puerta.
(1) Quiero destacar mi admiración por estos directores de cine; la crítica es para los amantes del tópico de la crítica del cine social.
(2) Lo cual no implica que no existan panfletos muy artísticos.
Actualización:
Leo, después de publicar esto, una interesante reseña de Rodrigo Fresán, en la que se dicen muchas cosas de interés, de las que destaco:
"2666 es uno de esos monumentos que han llegado para quedarse, para permanecer.Y:
Bolaño, para nuestra felicidad, y con modales de faraón todopoderoso pero mortal y ateo, ha erigido esta pirámide que lo sobrevive y lo honrará por siempre. Pirámide frente a la que nosotros, afortunados testigos, turistas privilegiados –como suele suceder con las pirámides–, no dejaremos nunca de preguntarnos, una y otra vez, cómo cuernos fue que lo hizo".
"La verdad sea dicha: no tiene mucho sentido leer sobre 2666; hay que leer 2666".Con esto último no puedo estar completamente de acuerdo: 2666 deja al lector sediento, ávido de conocer más sobre la gestación de la obra, leer entrevistas con su autor, comparar con otros lectores la experiencia de la lectura... En resumidas cuentas, una desazón indescriptible que a duras penas podemos hacer frente buscando en todos los rincones.
8 comentarios:
Pues me has dado una idea para esta semana santa..., gracias¡
Tienes un blog muy interesante, qué bien que hayamos coincidido en la blogosfera.
Un saludo,
gracias, rue madeleine. yo también me alegro. ya me contarás qué te ha parecido el libro.
saludos
Mi querido rfm:
por fín lograste hacer una reseña al libro...y qué gusto leerla, qué ganas de volver a leer el libro de nuevo...tan imprescindible también para conocer los límites del ser humano en distintos lugares y momentos de la vida.
Tus reflexiones son muy acertadas.
a veces es increible como las casualidades nos hacen encontrarnos y reencontrarnos; siempre para enriquecernos.
;)
Un saludo y un sueño literario e imprescindible.
PD: ni te cuento lo que me has hecho enrojecer con el link de mi blog...muchísimas gracias...
gracias, amandine.
Que sepas que me ha encantado tu blog y lo digo porque lo pienso y porque me viene en gana decirlo ahora, a las 3:21 de la noche, que debería estar durmiendo y me tienes husmeando en tu blog.
Te he dejado comments por varios posts, ni recuerdo cuáles, da igual. Me salió y escribí. Pero ten presente que volveré. (y leeré 266)
olvidé un 6, es el sueño, lo siento.
jajaja...
gracias por tus palabras. yo también ando despierto a estas horas. es lo que tiene no tener que madrugar.
y recuerda: botas de agua azules y blancas, miedo a los charcos.
¿Cómo no voy a recordarlo, si está en portada de mi blog ;)? Me encantó lo del miedo a que no tuvieran fondo.
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