8.1.08

El viejo Phil sabe lo que hace

Muchas veces me he preguntado acerca de la verdadera esencia de la ciencia-ficción. ¿Qué es exactamente lo que la distingue de la pura fantasía? ¿El hecho de que los no iniciados metan con frecuencia en el mismo baúl ambos géneros se debe a que la línea que las separa es muy fina? Muchas veces la respuesta que he econtrado pasa por enmarcar en la ciencia-ficción lo que no es pero podría llegar a ser e incardinar dentro de lo fantástico aquello que ni es ni de coña puede ser.

Demasiado simple, pero he tenido suerte.

Los reyes magos (o padres) han colocado en mi estantería los dos primeros volúmenes de la recopilación íntegra de cuentos de Philip K. Dick que está publicando Minotauro (el tercer tomo fue publicado recientemente). Y, para mostrarnos que el viejo Phil sabe lo que hace, el editor ha incluido al prinicipio del primer volumen, a modo de prefacio, un artículo escrito en 1981 por el propio Dick que se titula, para que no queden dudas, Mi definición de la ciencia ficción. Como soy un poco vago y además tengo otras cosas que hacer (comer, trabajar, etcétera), he googleado en busca del referido artículo y lo he encontrado aquí.

Sin embargo, tampoco tengo que trabajar ni comer tanto, de modo que sí que he pensado en contaros aquí algunos puntos esenciales de la disertación para ahorraros la larga lectura del artículo (lo menos cinco minutos leyendo):

1.- El elemento esencial no es, al contrario de lo que piensa mucha gente, el que la historia esté ambientada en el futuro, o en el espacio.

2.- La esencia, por el contrario, es la existencia de una idea nueva.

3.- Debe partirse de un mundo que sea ficticio pero que esté basado en nuestra sociedad, que es el punto de partida; un mundo que se parece al nuestro pero que no es el nuestro, al menos de momento.

4.- El mundo dado debe diferir del real en al menos un punto, que tiene que ser lo suficientemente importante como para que se den hechos que no podrían darse en la realidad.

5.- La historia debe basarse en una idea coherente que sirva de hilo; la dislocación de la realidad es conceptual, no basada en hechos triviales o extraños.

6.- El lector debe ser consciente de que no está leyendo sobre su mundo; de ahí que la predisposición del lector a participar en la farsa sea también esencial.

7.- No se puede distinguir objetivamente lo fantástico de la ciencia ficción. La distinción entre los dos géneros se encuentra en que (y este argumento es bastante parecido al punto del que partíamos) la fantasía describe una realidad imposible, y la ciencia-ficción versa sobre hechos que serían posibles si se dieran las circunstancias apropiadas. Como muchas veces la distinción entre lo imposible y aquello que simplemente no existe es algo subjetivo, también es muchas veces subjetiva la determinación del género.

Estos siete mandamientos se resumen en dos: a) la ciencia ficción parte de una idea nueva, que sirve de hilo conductor y que libera una reacción en cadena que presenta un mundo coherente con esa idea; y b) es esencial la colaboración del lector a la hora de aceptar las premisas impuestas por esa nueva idea e introducirse en el mundo propuesto por el autor.

Efectivamente, el viejo Phil sabía lo que hacía. Y yo, si me disculpan, voy a seguir trabajando y comiendo.

2 comentarios:

sergisonic dijo...

Certerísima definición. Me has hecho recordar lo que el escritor gaditano Rafael Marín, comenta tantas y tantas veces. A él, aquejado del éxito de la magnífica "Lágrimas de luz", parece que siempre se le exija que ambiente sus obras en el espacio infinito, en el futuro muy muy lejano ;) cuando en realidad ha seguido haciendo, no sólo ficción, sino ciencia ficción, con Mundo de Dioses (el ejemplo más cercano, un mundo habitado por superhéroes), Elemental querido Chaplin (homenaje a Sherlock Holmes, Charles Chaplin, Fu Manchu y un largo y precioso etcétera) o el más reciente Juglar, ambientado en la España del Cid Campeador. Claro que es novela fantástica y de Ciencia Ficción!!

De K. Dick recuerdo que, al leer Sueñan los androides con ovejas eléctricas, pensé en lo inteligente que era el tío. Sus descripciones nunca cayeron en el error de utilizar elementos que pudieran tener vida finita, que pudieran parecer al cabo del tiempo vetustos y desfasados. Sus relatos son atemporales, gracias a la original imaginación del tío, como a su estilo. ¿No te parece? Un genio (me recomendaron hace poco Ubik, a ver si cae un día...).

(joder, perdón por el rollo)

rfm dijo...

tienes razón, no me había dado cuenta. sin embargo, sí que me he dado cuenta de una cosa curiosa, tanto en dick como en asimov, que es la asunción de que el soporte para información en el futuro sería el microfilm.

saludos

 
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