Pues eso, que ya estamos de vuelta. Todavía ando con horarios trastocados y con la rutina deshecha, pero me he traído algunas cosas que contar de Europa central.
De la orilla del Rihn a Heidelberg. De la Selva Negra, entre historias sobre el mítico y voraz Grussenschwein narradas a la sombra de cerveza fresca de Alpirsbrach, a Munich. De Dachau y su terrible historia al cuento de hadas del horripilante castillo de Neuschwanstein. Del tranquilo Mumelsee al agobiante Constanza. Del valle del Mosela a los primeros picos alpinos.
Dos mil kilómetros en coche por el sur de Alemania dan para ver:
1. Un poco de publicidad bávara:
2. Una puerta verde (y otra noche sin dormir).
3. Y, por último, una vidriera roja.
Y continuará.
20.8.07
Por aquí andamos
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